Con las ventajas económicas que representa el crecimiento masivo del turismo en los próximos años, también se presentan desafíos y amenazas considerables para el medio ambiente y las comunidades locales, en caso de no gestionarse un enfoque sostenible.
De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México, con base en las raíces de las palabras, sustentable y sostenible no significan lo mismo, sin embargo, durante mucho tiempo hemos empleado ambas como sinónimos. Lo sustentable se aplica a la argumentación para explicar razones o defender, en tanto que lo sostenible es lo que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos.
Esta última característica es propia del desarrollo sostenible, concepto que se aplica desde 1987 cuando el Informe Brundtland, conocido como “Nuestro Futuro Común”, planteó la definición “satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades y aspiraciones”.
Entendido de esta manera, el desarrollo sostenible reúne tres aspectos: la economía, el medio ambiente y la sociedad, promoviendo un avance que es ecológicamente soportable, económicamente viable y socialmente justo. Este enfoque busca un crecimiento duradero, equilibrando el uso eficiente de recursos renovables y no renovables, sin perjudicar los ecosistemas.